Juan 1-2
Cuando estábamos muertos en delitos y pecados estábamos bajo la influencia y ministración de espíritus inmundos. Debemos atender el llamado que Dios hace a la restauración de nuestra alma. Debemos estar completamente libres en nuestro espíritu, alma y cuerpo.
El alma, la parte donde se encuentra el intelecto, voluntad y las emociones es también la parte que permite querer y sentir. El alma reacciona de acuerdo a la información que ha obtenido.
Cuando revisamos nuestra vida hay cosas que debemos dejar. ¡Debemos re-educar el alma!
Dios es quien, principalmente, desea que seamos restaurados. El deseo de Dios es que seamos sanos de nuestra alma.
Dios nos ha dado su palabra para que en base a ella podamos eliminar información y costumbres que teníamos. Si te metieron mala información, tu alma está programada mal por eso actúas mal. David le hablaba a su alma porque sabía que debía ser reprogramada. Cuando llegó a conocer a Dios educó de nuevo su alma. El alma, a causa del pecado, quedó afectada y no le gusta que le hablemos así. Cuando llegue la depresión dile a tu alma “¡espera en Dios porque aun he de alabarle!”
El alma de David se durmió (Salmo 67). Es el caso de los cristianos que antes de recibir al señor aprendieron a evadir los problemas así como Elías huyó y se fue a esconder de la reina y hasta se durmió. Los discípulos de Jesús se durmieron a causa de la tristeza. Jesús les dijo levántense y oren para encontrar la solución al problema. El sueño del alma se soluciona orando.
Otro ejemplo lo podemos ver en Cantares 5:2-3 donde encontramos que llegó el amado y no le abrió la novia porque estaba dormida. Muchas veces Dios está tocando para entrar en ti y como tu alma está dormida, no le abres la puerta a Jesús. ¡Debemos de despertar nuestra alma!
Debemos enseñarle al alma a reposar en Dios. Si estás acostumbrado a vengarte tú mismo, tienes mala información en tu alma. Debemos romper con las ligaduras del alma. Si aprendes a confiar en Dios Él se va a encargar y hará justicia.
Al recodificar nuestra alma, no olvidemos los beneficios del Señor. Enseñémosle al alma a no olvidar los beneficios así como David decía “bendice alma mía a Jehová”. Hay veces que el alma no quiere alabar ni bendecir pero debes de darle orden a que lo haga sin importar las circunstancias.
¿Ya le enseñó a su alma a confiar en Dios? El cristiano necesita re-educar su alma. Recodifique su alma y verá las grandezas que Dios hará en usted y su familia.