Así como saluda a cualquier persona usted puede saludar a su bendición. El saludar la bendición es uno de los principios que hay que activar para que esta se vuelva realidad en nuestras vidas. La biblia nos habla que es tiempo de que recibamos las bendiciones prometidas de parte de nuestro Dios.
En primer lugar debemos mirar la bendición. El principio de visualizar la bendición es tan poderoso que el diablo se lo ha robado al presentarlo como sólo una actitud positiva y humanista. A veces somos tan religiosos que no podemos ver las bendiciones que Dios tiene para nosotros y nuestros hijos. Tenemos que tener visuales que nos inspiren; que nos ayuden a pintar el futuro con las promesas de Dios. Para poder pintar su futuro debe de tener una mente renovada. Cuando uno pierde la fe es porque antes ha visto el fracaso por lo tanto eso es lo que ve en su futuro porque cuando vemos derrotas, vivimos derrotas. Si no pinta un buen futuro, el diablo le va a dibujar uno malo. Pedro quitó los ojos de Jesús y se hundió. El momento que quite sus ojos de Jesús sólo verá los problemas y se hundirá. ¡Vea el éxito de Jesús y el éxito llegará a su vida!
En segundo lugar, para saludar la bendición, debemos creer (Jeremías 19:5). La sociedad en la cual vivimos cree en cosas tontas como horóscopos, lectura de manos, etc., mas para recibir la bendición de Dios esas cosas no funcionan. Nuestro futuro no está en las estrellas ni en horóscopos está Jesús. Debemos ver la bendición de Dios no lo que los demás dicen. A veces estamos derrotados porque así nos hemos visto - esos son los pensamientos que admitimos en la mente pero debemos llevarlos y no permitir que nuestra mente se contamine con ellos. No podemos consentir malos pensamientos. Declare “Mi mente, mis ojos y mis oídos no son basureros.” “Soy una pista de aterrizaje de las bendiciones de Dios.”
Saludemos la bendición que Dios tiene para nosotros y nuestra familia. Visualicémosla y creamos que ya la tenemos. Seamos como la mujer del flujo de sangre que visualizó y creyó que si tocaba el borde de la vestidura del Maestro sería sana – lo miró, lo creyó y su milagro sucedió. Miremos la bendición, creámosla y la obtendremos.